Imperfecta

Titulo: Imperfecta
Autor(a): Levy McGarden
Genero: Drama
Clarificación: Todo el publico
Advertencias: -
Serie: -
Capítulos: -
Publicacion: Escritores y mangakas, mss


Desde aquel día en que esa loca mujer llego a mi vida, desde aquel momento en que nos hicimos las mejores amigas… Nunca pensé que esto llegara a pasar, estar esperando a que venga a alguien a decirme que la única persona que en verdad ame, puede morir. Mordí mis uñas una y otra vez, estaba realmente angustiada. Astrid, siempre serás la loca a que yo realmente ame.
Miles de recuerdos llegaron a mi mente, desde el día en que le conocí hasta ese día… El día en que la perdí, al pensar cada momento que estuve con ella sonrío porque sé que tal vez nunca volverán a pasar.
El día en que nos conocimos fue el momento que jamás podré olvidar y es que recuerdo perfectamente tu vestimenta, la mía, los horarios de clase, el día que fue, hasta el justo momento en que te presentaste en media clase, eras la chica nueva y yo, yo era la típica niña mimada de papá y mamá, todos te miraron como insecto raro pues la pinta que llevabas era extraña, el cabello revuelto, tus ojos ocultos por una cortina de cabello, tus lentes de tono violeta, un gorro enorme, una camisa cuadrada color azul que cubría la blusa gris que tenías abajo, unos pantalones rotos parecían raros, esos vans que a pesar de tantos años aun conservas aunque estén hechos basura, tenias 2 cadenas en el cuello uno con placa de perro que decía “Imperfecta”, mordías tus labios de manera juguetona mientras nos veías a todos, posaste tu mirada en mí y sonreíste, yo tuve que voltear a otro lado porque simplemente me daba pena verte, eras un bicho como cualquier otro. Al escuchar tu nombre te volví a mirar “Astrid Gleiseon”, un nombre poco común para un bicho poco común, tengo que admitir que en ese momento llamaste mi atención pero eso de ser la hija mimada y consentida, haciendo que otros se sientan miserables con mi presencia pero tú fuiste la única que no se atemorizo, las clases terminaron normal, estabas sentada adelante, sin hablar con alguien y eso hiciste durante los siguientes seis meses, estabas en completa soledad, mirando siempre por la ventana, sacabas buenas notas más nunca te quitaste la pinta rara. Pasaron algunos meses y tú seguías siendo antisocial, no mirabas a nadie solo a mí, eso me sorprendía a pesar de todas esas veces que te hice bromas junto a mis amigas, aun así nunca dejaste de ser amable conmigo, cuando necesitaba algo, siempre me tendiste tu mano. Un día por fin nos hablamos, fue gracias a un trabajo que nos tocó hacer juntas, realmente me puse fastidiosa cuando quedamos en hacerlo en tu casa, nunca pensé que vivieras sola, llegamos y solo había fotos tuyas, me sentí extraña, tenía un aire diferente a ti, me sorprendí y aun así todo iba bien, esa noche una gran tormenta de desato y me dejaste quedarme en tu casa fue extraño, nunca pensé que nos lleváramos tan bien, en este momento recuerdo nuestra última conversación luego de dormir tiradas en el piso llenas de dulce, muertas de risa.

“-Astrid ¿Por qué siempre estas metida en tu mundo? –Pregunte sin pensarlo antes-
-Interesante pregunta –me miró y sonrío- Si vivo en las nubes, es porque el suelo está lleno de idiotas… -susurraste-“

Ese momento me dio las herramientas para conocerte mejor, después de aquel día todo cambio para mí, nos hicimos las mejores amigas, día tras día me di cuenta de cómo era todo, cuando no estaba siendo la misma Ahri Hope, me doy cuenta de que siempre fui un ser malvado con todos y ahora cambie, por ti… La chica rara del salón, Astrid Gleiseon, recuerdo todos los momentos que vivimos juntas desde el día en que nos vimos por primera vez, el día en que no hicimos amigas y el día siguiente donde yo parecía tu clon por la ropa que llevaba puesta, que era absolutamente tuya, hasta un gorro de un tono tinto, como el tuyo pero tu usabas uno azul… Recuerdo todas las locuras, desde el día en que nos fuimos a vivir juntas, cada día en que terminábamos ebrias por andar apostando quien aguantaba más y fácilmente tú ganabas necesito volver a vivir eso.

Empecé a reír recordando la vez que llegue a casa y tu bailabas en ropa interior con el cabello húmedo mientras usabas un cucharon como micrófono, quisiera que estuviéramos en casa mientras disfrutaríamos de comer dulces pero estabas aquí, en un hospital, ambas muriendo… Nunca pensé que podría perderte
Recordé aquella conversación de hace un par de años, no sabía que contestarte en ese entonces.

“-Ahri… ¿Cómo fue que nos hicimos las mejores amigas? –Preguntaste mirándome a los ojos-
-Yo… Realmente no lo sé Astrid, pero sé que fue lo mejor que pudo haber pasado ¿No crees? –conteste lanzándote una palomita en el cabello-
-Ahri Hope, eres y serás mi mejor amiga… -Pronunciaste mientras me abrazabas-
-Hace tiempo deje de ser aquella niña mimada que decía que todos eran sus mejores amigos, pero realmente supe que era una amistad desde que llegaste Astrid Gleiseon… -Murmure haciendo una cara extraña-
-Lo siento Señorita Hope, no le he escuchado bien… -Susurraste imitando mi cara-
-Que te amo, que eres más que mi mejor amiga, eres mi hermana y pase lo que pase siempre estaremos juntas… -Respondí-“

Ambas nos miramos y nos tiramos al piso, reíamos como un par de locas, simplemente era feliz, estaba completa, no necesitaba tener que hacer sentir mal a los demás para yo ser feliz. Solo importaba estar con la persona que siempre fue sincera conmigo.
Sonreí recordando tantas cosas, me sentía feliz y triste en verdad pues aun no tenía noticias tuyas, me sentía desbastada esperando a que llegue alguien con información sobre ti, me estaba carcomiendo la espera. Vi salir a una enferma de tu habitación no le di ni tiempo de reaccionar cuando ya estaba frente a ella preguntándole mil cosas.

-¿Cómo esta Astrid? –cuestione al verla salir-
La enfermera me miro sorprendida y un poco asustada pero se calmó y sonrío.
-Tranquila señorita, su amiga estará bien –menciono-
-¿Estará? ¿O sea que aún no está bien? –Pregunte temerosa-
La enfermera me miro a los ojos y solo bajo la cabeza un poco, me sentí mal ante esa acción, quería verte, necesitaba verte.
-¿Puedo pasar a verle? –Le pedí-

Aunque mi voz sonaba de súplica, la enfermera suspiro y me acaricio el cabello, mi piel se erizo al contacto de su mano con mi cabello, nadie hacia ese gesto conmigo más que tu Astrid, ella negó con la cabeza y me dijo que volviera a sentarme, empecé a ahogarme en mi llanto, había tanta gente, tantas personas caminando por ahí, muchos me miraban e sonreían melancólicamente otros simplemente suspirabas, no sé cómo las cosas terminaron así, sé que fue mi culpa por obligarte a salir cuando sabía que tu no querías.
Recuerdo que pasaron muchas horas más antes de que yo pudiera verte, nos conocíamos con tan solo 16 años de edad y en ese momento ambas teníamos 22, admito que nada ha vuelto ser igual, no desde que ya no estás aquí, me siento la peor persona del mundo, pues por mi culpa te tuviste que ir.
Ese día admito que fue de los peores que viví, simplemente porque perdí a mi mejor amiga y me perdí a mí, a mi mente llegan esas imágenes de cuando te vi en esa cama, conectada a mil aparatos con sonidos estremecedores, me acerque lentamente y abriste los ojos, una sonrisa apareció en mis labios, me acerque a ti y acaricie tu cabello, sonreíste y escuche tu débil voz.

“-Hola señorita Hope –murmuraste-
-Señorita Gleiseon veo que sigue durmiendo –dije con un poco de temor-
-Ahri ¿Qué te pasa? –Cuestionaste al mirarme a los ojos-
-Lo siento, es mi culpa que estés aquí –mencione entre sollozos-
-Claro que no Cariño, no es tu culpa… -comentaste- Simplemente fue el karma… Ahri ¿Cumplirías mi mayor deseo?-
Tomaste mi mano y sonreíste, eso me destrozo el alma, tú estabas siendo demasiado fuerte y yo llorando como una chiquilla. Cerraste los ojos y me abalance sobre ti, empezaste a reír mientras yo lloraba.
-Astrid… ¿Cuál es tu mayor deseo? –pregunte repentinamente-
-Que seas feliz Ahri… -susurraste-
-Astrid… -mi voz se quebró en ese instante- Seremos felices juntas como las mejores amigas que somos-
-Ahri ¿Aun no lo sabes o sí? –Cuestionaste nuevamente-
Te miré sorprendida, no sabía a qué te referías, tus ojos se llenaron de lágrimas, tus ojos grises y llenos de vida se apagaban lentamente, no pude resistir más y mi voz se hizo trisas, mi corazón se detenía lentamente mientras apretaba tu mano la cual se quedaba sin fuerzas.
-Astrid, no hagas bromas… Astrid –Mi voz estaba totalmente muerta-
-Lo siento Señorita Hope, esta será nuestra última aventura… Perdón por no acompañarte hasta el fin del mundo –sonreíste y apretaste mi mano fuertemente-

Aquella máquina que no dejaba de sonar constantemente hizo un sonido agudo y parecía eterno, tus ojos estaban abiertos y sin vida, tu respiración desapareció, no pude soportarlo y empecé a llorar como la niña que era, mi mejor amiga había muerto.
Caí sobre tu cuerpo que yacía inmóvil sobre aquella cama, no dejaba de llorar, salí de aquella habitación a paso torpe mientras mi cuerpo se desplomaba lentamente en el piso, las enfermeras me vieron caer al frio piso mi cuerpo resonó en aquel lugar empecé a gritar y llorar como si de una loca se tratara, una enfermera te vio en la cama y empezó a llamar a los doctores, un tipo grande me cargo hasta otro lugar, cuando le mire vi el parecido que ambos tenían, nunca supe quién era pero varias veces te vi con él, me llevo a casa y se fue. “
Después de ese día no supe nada de él, pero meses después supe que él era tu hermano, todo el tiempo visitaba aquel cementerio donde estabas ahora, en este momento tengo 26 años de edad, no sé cómo he sobrevivido en esa fuerte depresión que acabo con lo que para mí era importante, simplemente sé que lo he hecho no pude hacer nada por salvarte y hoy estando en casa, mirando tu habitación y nuestras fotos juntas veo como cae una carta de una caja que accidentalmente tire. Al abrirla empecé a llorar nuevamente era tu letra, esa carta ha sobrevivido el mismo tiempo que yo, estando sin ti.

“Ahri, tal vez creas que esto es raro pues seguro o tal vez yo ya no este, solo me gustaría decirte que la razón por la que siempre estuve sola, la razón por la que no vivía con mis padres es que… Tuve un serio problema de salud, mi mente se hizo pedazos cuando tenía 14 años, sabes en ese punto pude a verme suicidado, créeme no debes de preocuparte, tarde o temprano iba a morir, si llegaste a leer esto justo antes de que muriera fue porque tal vez la encontraste antes de lo esperado, Ahri te debo de agradecer todo, por estar conmigo mientras yo ocultaba mi pasado, cuando nunca te dije que antes de conocernos intente quitarme la vida en diferentes ocasiones por el hecho de no poder ser lo suficientemente buena en algo, o por ser completamente diferente a los demás, pero tu supiste apreciarme tal y como era, tal y como fui o tal vez y como soy. Me gustaría que conserves todos los buenos momentos que vivimos juntas pues yo no los olvidaría nunca.

Ahri fuiste una hermana para mí, fuiste mi mejor amiga y a la única en que en verdad confié…
Nunca dejes de luchar pues en ese mismo momento puedes morir…

Astrid Gleiseon”

Justo en el momento en que sentía que no podría continuar una vez más… Sonreí, como nunca antes lo había hecho, ahora entiendo porque… Porque eras Imperfecta… Para mí siempre fuiste demasiado perfecta y fue eso lo que te convirtiendo en la persona más imperfecta. Me acosté sobre tu cama y cerré los ojos.
-Astrid Gleiseon… Serás la única persona que me puede sacar sonrisas aun si no estás presente –murmure, mientras sentía esa calidad sensación de no estar en soledad.